A unos 7 kilómetros de Bienservida, rodeada de montes, olivares y aire puro, se alza la Ermita de la Virgen del Turruchel, un lugar donde la historia y la leyenda se dan la mano.

Cuenta la tradición que en ese lugar , dos labradores descubrieron una Virgen con un Niño en brazos y un ramo de rosas. Desde entonces, el lugar de la aparición pasó a llamarse Turruchel, y allí se levantó su Santuario. La ermita actual se reedificó en 1913, la Virgen del Turruchel es el corazón espiritual del pueblo.

Además de su valor religioso, el Santuario del Turruchel es uno de esos lugares que invitan a desconectar. El entorno natural es perfecto para disfrutar de una excursión, un paseo fotográfico o un picnic en los merenderos. Cada año, los bienservideños celebran allí sus romerías, llenando el paraje de música, buen ambiente y devoción.

Incluso José Saramago, en su obra La balsa de piedra, hizo un alto en el camino en este rincón de Bienservida: “Un poco más allá había una ermita, de Turruchel llamada, lugar ameno para pasar la noche, allí hicieron alto.”

Así describía el escritor portugués este paraje tranquilo, rodeado de naturaleza y silencio, donde el viajero siente que el tiempo se detiene.